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Descontento de los barqueros de Rabat

Sábado 3 de octubre de 2020, por Bladi.es

Los barqueros que aseguran el recorrido entre Rabat y Salé reman duro para ganarse la vida, amenazados por la creciente urbanización y la crisis sanitaria actual relacionada con el coronavirus.

El recorrido en barco entre Rabat y Salé cuesta 2,5 dírhams desde que así lo decretaron las autoridades. Los 72 armadores fluviales profesionales, que aseguran el viaje con su fuerza física todos los días, se sienten al margen y abandonados. Luchan por la supervivencia de su oficio y su pan de cada día sin apoyo ninguno.

La vida en el estuario, protegida contra el desarrollo urbano ha sufrido un cambio con el programa de urbanización de envergadura lanzado en 2006 por el rey Mohamed VI. La zona pantanosa recibió un relleno. El Estado ha procedido a la construcción de viaductos modernos y otras infraestructuras al cambiar el paisaje más pintoresco de la región. Sin olvidar que desde 2011, una línea de tranvía completa la red de autobuses, el trayecto de los habitantes.

Los barcos de fabricación rústica se la buscan a pesar de todo, para preservar las costumbres. Sin embargo, la apertura de la nueva “Marina Salé” no lo hace fácil y la pandemia de la Covid-19 viene a rematar la situación. A pesar de su fuerte atractivo suscitado por el modernismo, Rabat está al margen de los grandes circuitos turísticos, afirma uno de los barqueros, que se dedica a este trabajo desde hace más de una veintena de años.

Debido a la situación, muchos han abandonado el sector y otros salen clandestinamente con barcos hacia las costas españolas al objeto de una vida mejor. La vida actual de los pescadores es igualmente idéntica a la de los barqueros.