Sahara marroquí, España queda fuera de juego

El respaldo de los sucesivos gobiernos americanos a Israel es de sobra sabido. Puede sufrir matices ligeros, pero en claro todo el apoyo en sí sigue redondo. Ante una cuestión tan delicada y casi de suma importancia como la de la normalización y porvenir del Estado hebreo, en la que se incrusta el Sahara marroquí, es poco probable que haya cambios de postura a futuros desde las administraciones americanas. Por decirlo de otro modo, el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sahara está zanjado de modo definitivo e irreversible, y España ya no tiene ningún margen de maniobra, quedando totalmente fuera de toda mesa de negociones sobre el Sahara, y consecuentemente el Magreb y el mediterráneo.

Están en juego muchos intereses económicos y estratégicos en el mundo árabe. El acercamiento de Turquía a Irán y su papel desestabilizador en los conflictos en Libia, Siria, Líbano y Azerbaiyán, ante el repunte del yihadismo como amenaza constante de hecho de la paz y seguridad mundial, son factores claves que también ha llevado Francia a refrendar la postura americana de reconocimiento del Sahara marroquí.

Para Francia, no se puede dejar el control de un territorio tan grande como el Sahara en las manos de grupos terroristas que poco a poco van invadiéndolo. Según ella, la soberanía marroquí en el Sahara desde este de punto vista es una solución viable para la lucha contra el terrorismo y radicalismo religioso, y también una esperanza para unas poblaciones desamparadas y en busca de protección.

Ahora bien, el Polisario está ante una decisión fundamental de cara a su futuro. Aceptar la autonomía o seguir con su aliado histórico, Argelia, en un conflicto en el que Marruecos ha llegado a poner a uno sus apoyos, España, de rodillas para siempre.