Tiempos de vacas flacas para los floreros marroquíes

“Estoy en la tienda desde las 9, pero a estas horas, solo he vendido una rosa”, observa Abdelghani, florero. Estas palabras ya lo dicen todo, informa Al Bayane, tras dar una vuelta por el mercado de flores ubicado en el barrio de los hospitales, en el boulevard Zerktouni en Casablanca.

Al igual que varios sectores de actividades comerciales, los floreros lo están pasando crudo. Les afecta la prohibición de bodas, bautismos, circuncisiones y otras ceremonias festivas.

“Incluso, las parejas ya no tienen ganas de ofrecerse flores. Han de tener con este periodo crítico otras prioridades”, confirma el florero, al subrayar que “además de aquello, las conferencias ya no se dan por estos tiempos de pandemia, y miren que con estas celebraciones ya facturábamos algo más”.

Las visitas a los hospitales ya estando regulada desde el inicio de la pandemia, los enfermos ya no reciben ramos de flores de sus familiares.

“Ya bajamos de mitad los precios para animar a la clientela. Los grandes ramos que costaban 500 Dhs ya se venden ahora entre 150 y 120 Dhs”. “A pesar de ello, el cliente no se deja ver”, se queja Abdelghani, indica la misma fuente.

Además de la caída de ventas, se registran enormes pérdidas, ya que son esencialmente productos perecederos. Lo que lleva Abdelghani a decir: “Solo trabajamos para el proveedor. (…) Los más afortunados registran una pérdida de 1000 Dhs al mes. Otros registran pérdidas más importantes”.